“Doble presencia; el eco de mi otro yo”: La historia que no te dejará dormir tranquilamente
¿Qué pasó con Marcos? Escucha y lee la historia completa en esta nota.
Marcos siempre había sido una persona tranquila, con una vida rutinaria y sin mayores sorpresas. Sin embargo, desde joven había experimentado algo que nunca se atrevió a contar a nadie: podía estar en dos lugares a la vez. No sabía cómo lo hacía ni por qué, pero el tema era tan frecuente que llegaba a tener pesadillas. Ocurría esporádicamente, sin previo aviso, como si de repente una parte de él se desdoblara y, mientras su cuerpo permanecía en un lugar, otra parte de su conciencia aparecía en otro. Lo más aterrador de todo, es que él no estaba durmiendo en el momento de los sucesos, sino que podía estar haciendo cualquier otra actividad como era normal en su vida cotidiana. Un viernes por la noche, Marcos se encontraba solo en su apartamento, viendo televisión y para más temor estaba viendo una película de terror. El silencio del lugar lo envolvía. Sin previo aviso, sintió ese tirón familiar en su mente. De nuevo, la bilocación. Lo que siempre había sido una experiencia incómoda pero controlable, esta vez se sintió diferente. De repente, se vio a sí mismo parado frente a una casa abandonada a varios kilómetros de distancia. Su "otro yo" estaba allí, observando la puerta carcomida, cubierta de musgo y rodeada de insectos indeseables. Una extraña sensación de inquietud lo invadió. Era como si algo lo estuviera llamando desde el interior. Leer más: “Te llevaré”, la historia sobre una simple noche de terror que terminó con un hallazgo escalofriante Incapaz de evitarlo, avanzó hacia la puerta, mientras su verdadero cuerpo seguía inerte en el sofá. Empujó la entrada, que cedió con un chirrido inquietante, largo y agónico. La oscuridad dentro era impenetrable, pero algo, o alguien, lo esperaba. Una figura se movió en las sombras, y un susurro apenas audible atravesó el aire pesado: "Siempre te observo". Marcos, en su otra versión, intentó retroceder, pero su cuerpo no respondía. El miedo se transformó en pánico cuando la figura se acercó, dejando entrever un rostro deformado y cadavérico. "¿Por qué estás aquí... si ya estás allá?", murmuró la figura, apuntando hacia él. Marcos sintió que algo frío lo sujetaba y le recorría todo el cuerpo. Su corazón latía desbocado y sin piedad, mientras la figura comenzaba a reír, una risa hueca y retorcida que resonaba en sus oídos. De repente, volvió en sí, pero no estaba en su apartamento. Estaba frente a la casa. Su cuerpo había sido arrastrado allí mientras su conciencia lo observaba, era como estar en estado de parálisis. Desesperado, corrió hacia la puerta para escapar, pero esta vez no se abría. Giró, buscando una salida, y entonces lo vio. A través de una ventana polvorienta, observó una figura en su apartamento. Era él, sentado en el sofá, con los ojos vacíos, mirando la televisión. Sin expresión alguna, como si su alma ya se hubiera ido al vacío. Era una versión de sí mismo, pero algo en su postura era inquietante, como si ya no fuera del todo humano. Vea también: ¿Hay brujas en Monserrate? Este relato lo confirmaría Intentó gritar, pero ningún sonido salió de su garganta. En ese momento, la versión de él que estaba en el apartamento se levantó lentamente, giró la cabeza en dirección a la ventana, y le sonrió con una malicia fría. Marcos, paralizado, vio cómo su otro yo caminaba hacia la puerta de su apartamento. En cuanto la abrió, sintió un tirón violento en su pecho, como si algo estuviera arrastrándolo con fuerza, como si algo no quisiera que peleara contra su propio destino. La casa abandonada comenzó a desmoronarse a su alrededor, las paredes temblaban, el suelo bajo sus pies se desintegraba en una oscuridad profunda. Marcos luchaba por mantenerse consciente, pero el vértigo y el terror lo consumían. En el último segundo antes de caer en el abismo, sintió un cambio brutal: su conciencia fue lanzada de nuevo a su apartamento. Jadeando, abrió los ojos, encontrándose de pie en la sala. Pero algo estaba mal. Todo parecía normal, hasta que vio el televisor reflejando su rostro... pero no era el suyo. No del todo. El reflejo lo miró, y sin mover los labios, escuchó en su cabeza: "Ya no eres tú. Ahora soy yo". Y antes de que pudiera procesarlo, Marcos sintió un estremecimiento helado recorrerle la espina dorsal. A partir de ese día, ya no sabría si era él mismo, o algo que había tomado su lugar. Y lo peor... es que nadie más lo notaría jamás. Autor: Flor Angie Baena con ayuda de IA Flor Angie Baena Sistema Integrado Digital